Mario Guerra
Tanatólogo, conferencista, business coach, psicoterapeuta.
Tw: @marioguerra
Tanatólogo, conferencista, business coach, psicoterapeuta.
Tw: @marioguerra
No cabe duda que todos
cometemos errores; por acción o por omisión. Unas veces son accidentales o
involuntarios y otras, no medimos el impacto negativo que nuestros actos o
palabras pueden causar en la vida de alguien más, o incluso en la propia. El
sentimiento de culpa debería movernos a buscar reparar el daño hecho o a pedir
perdón. Cuando no tiene esta finalidad, se convierte entonces en una gran
piedra que podemos cargar con nosotros por mucho tiempo.
¿Qué
es la culpa?
• Un sentimiento de
remordimiento o responsabilidad por algo incorrecto que se hizo (o “debido” que
se dejó de hacer), ya sea real o imaginario.
Si la sentimos debe servir
para algo, ¿no?
• Efectivamente. Es una señal
que nos hace notar que hemos hecho algo que pone en riesgo nuestra relación con
los demás (y que al hacerlo podría aislarnos de personas importantes en nuestra
vida).
• Es como si la falta cometida
disminuyera nuestro valor como personas y la culpa nos debería mover a buscar
reparar el daño o buscar el perdón de los agraviados.
¿Por
qué se dice que es como un peso que se carga?
• Porque suele acumularse a lo
largo del tiempo y mantenerse en la memoria de manera constante a través de la
rumiación.
• El cuerpo resiente este
estado emocional y metafóricamente es como si cargásemos algo no resuelto.
• Cuesta librarse de ella por
su alta carga emocional que distorsiona el análisis lógico de los hechos.
• La rumiación y el
significado que asignamos a lo ocurrido es lo que mantiene la culpa presente.
El
ciclo de la culpa
• El debería.
• “Debería llamar a mi
hermana”, “Debería ser más atento con mi pareja”, “Debería dejar de beber tanto
alcohol”, “Debería terminar mi tesis”.
• Acción / Inacción
• No llamas, no cambias, no
terminas..
• Evades, evitas, te distraes,
niegas…
• Si haces lo que crees que
deberías, el ciclo se rompe. Si no continúa hacia la culpa.
• Culpa
• Te sientes mal por la
omisión o la acción que lastima. El “debería” regresa y el ciclo se mantiene.
Escucha: La culpa y la
vergüenza: el origen de la baja autoestima
Dos
clases de culpa
Objetiva
• Cuando implícita o
explícitamente se esperaba algo de ti de manera clara y concreta y tú no
cumpliste con el acuerdo o lo genuinamente esperado.
• Va de la mano de una
responsabilidad objetiva.
• Quedaste de pasar a recoger
a alguien para llevarlo al aeropuerto y lo olvidaste.
• Fuiste infiel a tu pareja.
Subjetiva
• Cuando crees que debiste
haber hecho algo que tú crees que se esperaba de ti porque así lo aprendiste.
• Cuando asumes
responsabilidades que no te corresponden.
• Cuando el resultado no es
tan catastrófico como tú lo miras.
• La culpa subjetiva tiene un
alto contenido de catastrofismo y fantasías de omnipotencia fallida.
• Cuando ya reparaste (o es
imposible que lo hagas), pediste perdón, te perdonaron o la otra persona
afectada usa el chantaje emocional para obtener algo de ti.
• Es lo que sientes sin que
exista una responsabilidad objetiva de por medio o que, habiéndola, era casi
imposible haber podido cumplirla y no por falta de voluntad, sino por
circunstancias imprevisibles o incambiables para aquel momento.
• Sientes que fuiste mal hijo
porque no estuviste al lado de tu madre cuando murió porque estabas de viaje.
• Lastimaste a alguien, buscaste
reparar o mitigar las consecuencias de tu falta, pediste perdón e hiciste todo
lo que podías hacer en esa situación.
Dos
actitudes ante la culpa.
La
que te hunde (la del remordimiento)
• Pudiendo reparar no lo haces
(muchas veces por miedo a la reacción del otro o a no ser perdonado).
• Quizá abiertamente niegas
haber cometido una falta, pero internamente sientes culpa.
• Si nunca la sintieras, a
pesar de tus faltas, entonces acabarías alejando a todos los que has lastimado.
• Se mantiene tras haber
reparado o pedido perdón.
Autocastigo.
• Es rumiante, punitiva,
exagerada, creciente, intrusiva y destructiva. Como la alarma del despertador
que, aunque la apagues, vuelve a sonar a los pocos minutos.
• Te coloca en la posición de
alguien que merece castigo.
La que repara (la que asume la
responsabilidad)
• Es la que te mueve a actuar,
primero, reconociendo tu falta. Segundo, buscando mitigar, revertir o compensar
el daño causado o al menos te hace pedir perdón.
• Te hace parecer un individuo
consciente, empático, responsable y arrepentido de causar el mal.
¿Qué pasa si NO nos liberamos
del peso de la culpa?
• A veces te hace alejarte de
la persona que has lastimado.
• Vivir con un constante
sentimiento de culpa eventualmente puede generarte un sentimiento de vergüenza
tóxica.
• Cuando lo desarrollas, ya no
importa lo que hagas o dejes de hacer, en tí vivirá la creencia de que eres una
persona mala o indigna y que así te percibirán los demás.
• De esta manera hasta las
pequeñas culpas las harás grandes.
• Incluso las acciones de
reparación que puedas ejecutar te parecerán falsas, hipócritas o fraudulentas
por el pensamiento intrusivo que te dice “no importa lo que hagas, en el fondo
sabes quién eres”.
• Puedes caer en el llamado
“Efecto Dobby” (nombre tomado de un personaje de Harry Potter).
• El Dr. Rob Nelissen, de la
Universidad Tilburg en Holanda, describe el efecto de buscar el autocastigo,
cuando no se repara el daño hecho, como una forma de liberarse de la culpa.
• Se les pidió a unos
voluntarios que hicieran algo que les causara culpa. Luego, se midió qué tanta
tenían. Después se les pidió a unos meter la mano en agua helada (para
experimentar dolor) y a otros en agua tibia. Aquellos que sufrieron dolor
físico disminuyeron su sensación subjetiva de culpa hasta en 50%.
¿Qué hacer?
• Si está en el presente,
detén la conducta que consideras como dañina.
• Por ejemplo, si sientes
culpa de ser un mal padre por regañar injustificadamente a tus hijos, deja de
hacerlo.
• Piensa en ti como un “tú”
del pasado.
• Hoy tú no eres aquella
persona que cometió aquella falta.
• Analiza y separa
Qué tipo de culpa sientes. ¿La
objetiva o la subjetiva?
Subjetiva: Coloca esos
pensamientos en el cajón de las paranoias. Literalmente podrías hacer algo así,
anotando pensamientos en trozos de papel reciclado y arrojándolos a una caja.
Objetiva:
Actúa
Repara
si es posible.
• El sentimiento de culpa no
repara, te mueve a buscar hacerlo.
• El que permanezca en ti, sin
moverte a la acción, es lo que la hace dañina.
• Pide perdón o busca perdonar
a ese tú del pasado.
• Ten en cuenta que la persona
ofendida podría no querer perdonarte. Pero esto no hace más grave el acto
cometido. Incluso podría ser señal de la vulnerabilidad del otro o alguna
debilidad de carácter que le impide perdonar. El perdón no siempre implica
reconciliación.
• Pregunta o pregúntate si
podrías hacer algo más para ser perdonado. Si es así, evalúa si es viable y
llévalo a cabo si lo deseas, pero nunca a costa de tu propia felicidad o paz
interior.
• Evita el autocastigo.
• Aunque podría resultar
liberador al inicio, crea en ti un patrón dañino para buscar resolver la culpa.
Siempre es mejor buscar reparar o pedir perdón.
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