Articulo
original http://www.inteligencia-emocional.org/
El ser humano
contemporáneo sufre de un pavoroso empobrecimiento histórico, que nos tiene
sumidos en un nivel absoluto de analfabetismo emocional. Estamos al tanto de
los índices, de las fluctuaciones, de los bits y de lo que sucede al otro lado
del mundo, pero nada sabemos de nuestra vida afectiva y emocional, por lo que
continuamos exhibiendo gran torpeza en nuestras relaciones personales.
Hemos desterrado las
emociones y la afectividad del palacio del conocimiento. Dolor y torpeza nos
afecta a todos, pues si alguna cosa está democráticamente distribuida en
nuestra sociedad, es la torpeza emocional. Ricos y pobres, iletrados y
posgraduados, todos manifiestan igual nivel de irracionalidad afectiva y
analfabetismo emocional.
Nadie está dispuesto a
devolver un llamado telefónico, a conversar con un amigo, a leer, a pensar y
reflexionar. Contamos nuestros bienes pero no nuestras pasiones.
Vivimos un mundo de
pequeñas relaciones corto-placistas, sin generación de redes y amigos. Nada
debe distraer al "conquistador" de su objetivo grandioso: someter a
los demás a su hegemonía política y a sus redes de mercado.
¿Cómo podemos entonces
definir la inteligencia emocional? Quizá como una interrelación entre el
cerebro y el corazón. Una persona con elevado Q.I. posee alto nivel de
competencia técnica mientras que un elevado Q.E. significa un alto nivel de
competencia humana.
¿CÓMO
ALFABETIZARSE EMOCIONALMENTE?
La Alfabetización
Emocional es la Segunda Revolución del Saber Básico. La primera fue hace casi
300 años cuando las personas eran analfabetas racionales, que no sabían leer y
escribir. Ahora sucederá lo mismo con quienes olviden las emociones y las
pasiones.
Entonces es posible
decir que el auto-conocimiento es el primer paso para alfabetizarse
emocionalmente. Después, la persona aprende con las otras personas a
comprenderlas, a aceptarlas como son, a confiar, valorizar y convivir
adecuadamente.
Sin embargo en nuestra sociedad todos queremos cambiar el mundo, pero nadie
quiere cambiarse a sí mismo.
¿Cuáles son las
características que pueden identificar a una persona que posee un alto grado de
Inteligencia Emocional (Q.I.)? A nivel Intrapersonal, puede ser el reconocer
sus emociones y como ellas se expresan, saber estimular las emociones
agradables, controlar las desagradables, usar pensamientos positivos, estimular
la auto-estima, resignificar pensamientos negativos, transformándolos en
positivos, y mantener íntegra su propia dignidad.
A nivel Interpersonal,
se reconoce la Q.I. a través de la empatía emocional con otra persona, al saber
respetar la individualidad, al hacer de la diversidad una unidad, estimulando
la dignidad humana entre las personas, sabiendo perdonar y pedir perdón,
criticar, ayudar, neutralizar ofensas y humillaciones recibidas, armonizar conflictos,
irradiar energía positiva y saber convivir.
Para responder
adecuadamente a este desafío, se requiere aceptar que no estamos frente a una
situación de crisis, sino que estamos enfrentando a un nuevo paradigma. Para
aceptar el desafío, los individuos deben desarrollar nuevos valores, como
flexibilidad, curiosidad intelectual, tenacidad, etc., en síntesis: ser
pasionales y emprendedores.
Debe generarse un
equilibrio entre la parte puramente emocional y primitiva con la del cerebro
racional. El desequilibrio para lo emocional resulta en una persona muy
"sensible" y "emotiva", mientras que el desequilibrio para
lo racional surge como una persona "dura", "insensible" y
"fria".
Según investigaciones,
el 70% de la lucratividad de una empresa está en la competencia humana e un 30%
en la técnica, lo que podría determinar que la Inteligencia Emocional es
indispensable en la construcción de la calidad. Donde ella existe no aparecen
sabotajes, desperdicios y re-trabajos que interfieren directamente en los costos.
En su presencia se permite el desempeño de verdaderos equipos.
Este maravilloso desafío
para nuestra generación, no se enseña por el momento en ninguna Universidad
local o extranjera, hay que buscarlo dentro de nosotros mismos. Quizá en
neuronas adormecidas de nuestro cerebro o quizá en nuestro propio corazón.
Como dijo hace décadas
Kalil Jibran; "...somos como un velero en medio del mar, el timón es
nuestra Razón, y nuestras velas junto con el viento son la pasión que nos
impulsa. Si tenemos solamente timón por más que lo moviéramos estaríamos
estancados en medio del mar, y si tuviéramos solamente velas, andaríamos sin
rumbo a la deriva. Por este motivo, razón y pasión, cerebro y corazón,
pensamientos y emociones, deben ir juntos y en equilibrio, porque nuestra
Pasión da el impulso y nuestra Razón lo guía..."
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