miércoles, 18 de febrero de 2015

Analfabetismo emocional.


Articulo original http://www.inteligencia-emocional.org/

El ser humano contemporáneo sufre de un pavoroso empobrecimiento histórico, que nos tiene sumidos en un nivel absoluto de analfabetismo emocional. Estamos al tanto de los índices, de las fluctuaciones, de los bits y de lo que sucede al otro lado del mundo, pero nada sabemos de nuestra vida afectiva y emocional, por lo que continuamos exhibiendo gran torpeza en nuestras relaciones personales.


Hemos desterrado las emociones y la afectividad del palacio del conocimiento. Dolor y torpeza nos afecta a todos, pues si alguna cosa está democráticamente distribuida en nuestra sociedad, es la torpeza emocional. Ricos y pobres, iletrados y posgraduados, todos manifiestan igual nivel de irracionalidad afectiva y analfabetismo emocional.

Nadie está dispuesto a devolver un llamado telefónico, a conversar con un amigo, a leer, a pensar y reflexionar. Contamos nuestros bienes pero no nuestras pasiones.

Vivimos un mundo de pequeñas relaciones corto-placistas, sin generación de redes y amigos. Nada debe distraer al "conquistador" de su objetivo grandioso: someter a los demás a su hegemonía política y a sus redes de mercado.

¿Cómo podemos entonces definir la inteligencia emocional? Quizá como una interrelación entre el cerebro y el corazón. Una persona con elevado Q.I. posee alto nivel de competencia técnica mientras que un elevado Q.E. significa un alto nivel de competencia humana.

¿CÓMO ALFABETIZARSE EMOCIONALMENTE?

La Alfabetización Emocional es la Segunda Revolución del Saber Básico. La primera fue hace casi 300 años cuando las personas eran analfabetas racionales, que no sabían leer y escribir. Ahora sucederá lo mismo con quienes olviden las emociones y las pasiones.

Entonces es posible decir que el auto-conocimiento es el primer paso para alfabetizarse emocionalmente. Después, la persona aprende con las otras personas a comprenderlas, a aceptarlas como son, a confiar, valorizar y convivir adecuadamente.

            Sin embargo en nuestra sociedad todos queremos cambiar el mundo, pero nadie quiere cambiarse a sí mismo.

¿Cuáles son las características que pueden identificar a una persona que posee un alto grado de Inteligencia Emocional (Q.I.)? A nivel Intrapersonal, puede ser el reconocer sus emociones y como ellas se expresan, saber estimular las emociones agradables, controlar las desagradables, usar pensamientos positivos, estimular la auto-estima, resignificar pensamientos negativos, transformándolos en positivos, y mantener íntegra su propia dignidad.

A nivel Interpersonal, se reconoce la Q.I. a través de la empatía emocional con otra persona, al saber respetar la individualidad, al hacer de la diversidad una unidad, estimulando la dignidad humana entre las personas, sabiendo perdonar y pedir perdón, criticar, ayudar, neutralizar ofensas y humillaciones recibidas, armonizar conflictos, irradiar energía positiva y saber convivir.

Para responder adecuadamente a este desafío, se requiere aceptar que no estamos frente a una situación de crisis, sino que estamos enfrentando a un nuevo paradigma. Para aceptar el desafío, los individuos deben desarrollar nuevos valores, como flexibilidad, curiosidad intelectual, tenacidad, etc., en síntesis: ser pasionales y emprendedores.

Debe generarse un equilibrio entre la parte puramente emocional y primitiva con la del cerebro racional. El desequilibrio para lo emocional resulta en una persona muy "sensible" y "emotiva", mientras que el desequilibrio para lo racional surge como una persona "dura", "insensible" y "fria".

Según investigaciones, el 70% de la lucratividad de una empresa está en la competencia humana e un 30% en la técnica, lo que podría determinar que la Inteligencia Emocional es indispensable en la construcción de la calidad. Donde ella existe no aparecen sabotajes, desperdicios y re-trabajos que interfieren directamente en los costos. En su presencia se permite el desempeño de verdaderos equipos.

Este maravilloso desafío para nuestra generación, no se enseña por el momento en ninguna Universidad local o extranjera, hay que buscarlo dentro de nosotros mismos. Quizá en neuronas adormecidas de nuestro cerebro o quizá en nuestro propio corazón.

Como dijo hace décadas Kalil Jibran; "...somos como un velero en medio del mar, el timón es nuestra Razón, y nuestras velas junto con el viento son la pasión que nos impulsa. Si tenemos solamente timón por más que lo moviéramos estaríamos estancados en medio del mar, y si tuviéramos solamente velas, andaríamos sin rumbo a la deriva. Por este motivo, razón y pasión, cerebro y corazón, pensamientos y emociones, deben ir juntos y en equilibrio, porque nuestra Pasión da el impulso y nuestra Razón lo guía..."




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