Durante la clase de adolescencia la profesora nos encargó
realizar una actividad, dicha actividad se trata principalmente de darle
respuesta a esta pregunta, “¿Qué
procedimiento utilizarían para tratar profesionalmente a una paciente que
llegara con bulimia y anorexia?”, al principio me dejo pensando en que los
temas ya son “populares”, pero poco después, me puse a reflexionar y me di
cuenta que realmente no poseo mucho información acerca de esos temas, por lo
que me propuse empaparme de cuanto material que hablara de los temas.
Para no hacer muy largo el
relato, dejo lo que a mi parecer es importante conocer.
BULIMIA
¿Qué
es?
Las
personas que padecen bulimia son incapaces de dominar los impulsos que les
llevan a comer, pero el sentimiento de culpa y vergüenza tras ingerir muchos
alimentos les lleva a una purga (vómitos autoinducidos o empleo de laxantes o
diuréticos o ambos), regímenes rigurosos o ejercicio excesivo para
contrarrestar los efectos de las abundantes comidas.
Los
bulímicos tienen cerca de 15 episodios de atracones y vómitos por semana y, en
general, su peso es normal, por lo que resulta difícil detectar la enfermedad.
En un solo atracón pueden llegar a consumir de 10.000 a 40.000 calorías.
Causas
En
el origen de esta enfermedad intervienen factores biológicos, psicológicos y
sociales que desvirtúan la visión que el enfermo tiene de sí mismo y responden
a un gran temor a engordar. El enfermo de bulimia siempre se ve gordo, aun
cuando su peso es normal, pero no puede reprimir sus ansias de comer.
Generalmente la bulimia se manifiesta tras haber realizado numerosas dietas
dañinas sin control médico. La limitación de los alimentos impuesta por el
propio enfermo le lleva a un fuerte estado de ansiedad y a la necesidad
patológica de ingerir grandes cantidades de alimentos.
Hasta
el momento se desconoce la vulnerabilidad biológica implicada en el desarrollo
de la enfermedad y son más conocidos algunos factores desencadenantes
relacionados con el entorno social, las dietas y el temor a las burlas sobre el
físico.
Muchos
de los factores coinciden con los de la anorexia, como los
trastornos afectivos surgidos en el seno familiar, el abuso de drogas, la obesidad, la diabetes mellitus, determinados
rasgos de la personalidad y las ideas distorsionadas del propio cuerpo.
Síntomas
Generalmente
las personas que padecen bulimia han sido obesas o han realizado numerosas
dietas sin control médico. Tratan de ocultar los vómitos y las purgaciones, por
lo que la enfermedad suele pasar desapercibida durante mucho tiempo. Los
síntomas típicos de un cuadro de bulimia son los siguientes:
Atracones o
sobreingesta de alimentos: El enfermo come una gran cantidad de alimentos en un
espacio de tiempo muy corto. No tiene control sobre la ingesta y es tal la
ansiedad que cree que no puede parar de comer.
Para
prevenir el aumento de peso y compensar el atracón o el exceso de las comidas
se provoca vómitos, utiliza laxantes, diuréticos, fármacos, o recurre a otros
medios que le permitan controlar el peso, como la practica abusiva de actividades
deportivas.
Los
ciclos de atracones y vómitos se manifiestan un mínimo de dos veces por
semana.
La
autoestima del enfermo es baja y la identifica con su cuerpo.
Asimismo,
se producen otros cambios físicos y emocionales (depresión, ansiedad) que manifiestan
el desarrollo de la enfermedad. Los
bulímicos se ven gordos, incluso cuando su peso es normal; se avergüenzan de su cuerpo y lo rechazan,
por lo que intentan hacer dieta en todo momento. A pesar de todo, la ingestión
compulsiva a escondidas o durante la noche es una de las principales
características de esta patología. Pueden llegar a gastar una gran cantidad de
dinero en comida o recurrir a la que ya hay en casa, que comienza a desaparecer
misteriosamente de la despensa. No
sienten ningún placer al comer ni preferencias en cuanto al tipo de alimentos,
sólo buscan saciarse. Intentan evitar los lugares en los que hay comida y
procuran comer solos. Su comportamiento suele ser asocial, tienden a aislarse,
y la comida es su único tema de conversación. Además, la falta de control sobre
los alimentos les produce grandes sentimientos de culpa y vergüenza.
En
cuanto a los signos físicos que evidencian la enfermedad se encuentran la
debilidad, dolores de cabeza; hinchazón del rostro por el aumento de las
glándulas salivales y parótidas, problemas con los dientes, mareos, pérdida de
cabello, irregularidades menstruales, y bruscos aumentos y reducciones de peso,
aunque generalmente no sufren una oscilación de peso tan importante como la que
se manifiesta en la anorexia. La bulimia puede ir acompañada de otros
trastornos como la cleptomanía, el alcoholismo o la promiscuidad sexual.
Consecuencias
clínicas:
Deshidratación.
Colon irritable y megacolon.
Reflujo
gastrointestinal.
Hernia
hiatal.
Pérdida
de masa ósea.
Perforación
esofágica.
Roturas
gástricas.
Pancreatitis.
Diagnostico
El
médico sospecha bulimia nerviosa si una persona está demasiado preocupada por
el aumento de su peso, que presenta grandes fluctuaciones, en especial si
existen signos evidentes de una utilización excesiva de laxantes. Otras pistas
incluyen tumefacción de las glándulas salivales de las mejillas, cicatrices en
los nudillos por haber usado los dedos para inducir el vómito, erosión del
esmalte dental debido al ácido del estómago y un valor bajo de potasio
sanguíneo. Sin embargo, el diagnóstico dependerá de la descripción del paciente
de una conducta comida excesiva-purga.
El
diagnóstico resulta complicado ya que los episodios de voracidad y
vómitos se ocultan con facilidad. Además, algunos síntomas pueden ser
confundidos con los de otras patologías. Para un diagnóstico adecuado es
necesaria una entrevista psiquiátrica que desvele la percepción que el enfermo
tiene del propio cuerpo y la relación que mantiene con la comida. Asimismo, es
necesaria una exploración física completa para detectar los trastornos fruto de
su comportamiento alimenticio. Los objetivos del tratamiento son corregir los
trastornos alimenticios y psicológicos de la enfermedad.
Tratamientos
Las
dos aproximaciones al tratamiento son la psicoterapia y los fármacos. Es mejor
que la psicoterapia la realice un terapeuta con experiencia en alteraciones del
apetito, pudiendo resultar muy eficaz. Un fármaco antidepresivo a menudo puede
ayudar a controlar la bulimia nerviosa, incluso cuando la persona no parece
deprimida, pero el trastorno puede reaparecer al interrumpirse la
administración del fármaco.
En
virtud de la gravedad se puede recurrir a un tratamiento ambulatorio o a la
hospitalización. En primer lugar se trata de evitar los vómitos, normalizar el
funcionamiento metabólico del enfermo, se impone una dieta equilibrada y nuevos
hábitos alimenticios. Junto a este tratamiento, encauzado hacia la recuperación
física, se desarrolla el tratamiento psicológico con el fin de reestructurar
las ideas racionales y corregir la percepción errónea que el paciente tiene de
su propio cuerpo. El tratamiento también implica la colaboración de la familia,
ya que en ocasiones el factor que desencadena la enfermedad se encuentra en su
seno. La curación de la bulimia se alcanza en el 40 por ciento de los casos, si
bien es una enfermedad intermitente que tiende a cronificarse. La mortalidad en
esta enfermedad supera a la de la anorexia debido a las complicaciones
derivadas de los vómitos y el uso de purgativos.
Otros Datos
Esta
enfermedad afecta a los jóvenes y se manifiesta con más frecuencia en las
mujeres. La media de edad de inicio se sitúa en los 19 años y las personas que
han sufrido anorexia o han
realizado dietas sin control tienen un mayor riesgo de sufrir esta patología.
En esta enfermedad se pueden distinguir dos subtipos:
Purgativo: el enfermo
recurre a los vómitos u otros métodos purgativos para evitar el aumento de
peso.
No purgativo: Utiliza métodos
no purgativos como el ayuno o el ejercicio físico compulsivo, pero no recurre a
vómitos, diuréticos o laxantes
ANOREXIA
¿Qué es?
La
anorexia consiste en un trastorno de la conducta alimentaria que supone una
pérdida de peso provocada por el propio enfermo y lleva a un estado de
inanición. La anorexia se caracteriza por el temor a aumentar de peso, y por
una percepción distorsionada y delirante del propio cuerpo que hace que el
enfermo se vea gordo aun cuando su peso se encuentra por debajo de lo
recomendado. Por ello inicia una disminución progresiva del peso mediante
ayunos y la reducción de la ingesta de alimentos.
Normalmente
comienza con la eliminación de los hidratos de carbono, ya que existe la falsa
creencia de que engordan. A continuación rechaza las grasas, las proteínas e
incluso los líquidos, llevando a casos de deshidratación extrema. A estas
medidas drásticas se le pueden sumar otras conductas asociadas como la
utilización de diuréticos, laxantes, purgas, vómitos provocados o exceso de
ejercicio físico. Las personas afectadas pueden perder desde un 15 a un 50 por
ciento, en los casos más críticos, de su peso corporal. Esta enfermedad suele
asociarse con alteraciones psicológicas graves que provocan cambios de
comportamiento, de la conducta emocional y una estigmatización del cuerpo.
Causas
Su
causa es desconocida, pero los factores sociales parecen importantes. Aunque
hay muchos factores socioculturales que pueden desencadenar la anorexia, es
probable que una parte de la población tenga una mayor predisposición física a
sufrir este trastorno, independientemente de la presión que pueda ejercer el
entorno. Por ello existen de factores generales que se asocian a un factor
desencadenante o cierta vulnerabilidad biológica, que es lo que precipita el
desarrollo de la enfermedad.
La
propia obesidad del enfermo.
Obesidad materna.
Muerte
o enfermedad de un ser querido.
Separación
de los padres.
Alejamiento
del hogar.
Fracasos
escolares.
Accidentes.
Sucesos
traumáticos.
Síntomas
Su
causa es desconocida, pero los factores sociales parecen importantes. Aunque
hay muchos factores socioculturales que pueden desencadenar la anorexia, es
probable que una parte de la población tenga una mayor predisposición física a
sufrir este trastorno, independientemente de la presión que pueda ejercer el
entorno. Por ello existen de factores generales que se asocian a un factor
desencadenante o cierta vulnerabilidad biológica, que es lo que precipita el
desarrollo de la enfermedad.
La
propia obesidad del enfermo.
Obesidad materna.
Muerte
o enfermedad de un ser querido.
Separación
de los padres.
Alejamiento
del hogar.
Fracasos
escolares.
Accidentes.
Sucesos
traumáticos.
Diagnostico
La
anorexia nerviosa se diagnostica, generalmente, basándose en una intensa
pérdida de peso y los síntomas psicológicos característicos. La anoréxica
típica es una adolescente que ha perdido al menos un 15 por ciento de su peso
corporal, teme la obesidad, ha dejado de menstruar, niega
estar enferma y parece sana.
Tratamiento
Los
objetivos globales del tratamiento son la corrección de la malnutrición y los
trastornos psíquicos del paciente. En primer lugar se intenta conseguir un
rápido aumento de peso y la recuperación de los hábitos alimenticios, ya que
pueden implicar un mayor riesgo de muerte. Pero una recuperación total del peso
corporal no es sinónimo de curación. La anorexia es una enfermedad psiquiátrica
y debe tratarse como tal. El tratamiento debe basarse en tres aspectos:
Detección precoz
de la enfermedad: conocimiento de los síntomas por parte de los médicos de
atención primaria y de los protocolos que fijan los criterios que el médico
debe observar.
Coordinación entre
los servicios sanitarios implicados: psiquiatría, endocrinología y pediatría.
Seguimiento
ambulatorio una vez que el paciente ha sido dado de alta, con visitas
regulares. Las hospitalizaciones suelen ser prolongadas, lo que supone una
desconexión del entorno que puede perjudicar el desarrollo normal del
adolescente. Por ello son aconsejables, siempre que se pueda, los tratamientos
ambulatorios.
El
ingreso en un centro médico es necesario cuando:
La
desnutrición es muy grave y hay alteraciones en los signos vitales
Cuando
las relaciones familiares son insostenibles y es mejor aislar al paciente
Cuando
se agravan los desórdenes psíquicos.
El
tratamiento ambulatorio es eficaz cuando:
Se
detecta de manera precoz
No
hay episodios de bulimia ni vómitos y existe un
compromiso familiar de cooperación.
De
esta manera se inicia el tratamiento con la realimentación, que en ocasiones
puede provocar molestias digestivas, ya que el cuerpo no está acostumbrado a
ingerir alimentos. Con el tiempo se restablece la situación biológica y vuelve
la menstruación. Después comienza el tratamiento psicológico, que intenta
reestructurar las ideas racionales, eliminar la percepción errónea del cuerpo,
mejorar la autoestima, y desarrollar las habilidades sociales y comunicativas
entre el enfermo y su entorno. La familia debe tomar parte de manera activa en
el tratamiento porque en ocasiones el factor desencadenante de la enfermedad se
encuentra en su seno y, además, la recuperación se prolonga inevitablemente en
el hogar.
Otros datos
Cerca
del 95 por ciento de las personas que sufren este trastorno son mujeres.
Generalmente comienza en la adolescencia, a veces antes y menos frecuentemente
en la etapa adulta. La anorexia nerviosa afecta primordialmente a las personas
de clase socioeconómica media y alta. En la sociedad occidental el número de
personas con este trastorno parece aumentar. La anorexia nerviosa puede ser
leve y transitoria o grave y duradera. Se han comunicado tasas letales tan
altas como del 10 al 20 por ciento. Sin embargo, como los casos leves pueden no
ser diagnosticados, nadie sabe exactamente cuántas personas tienen
anorexia nerviosa o qué porcentaje muere de ella.
La
edad de inicio de la anorexia se sitúa en la primera adolescencia, en torno a
los 12 años, si bien la población más afectada se encuentra entre los 14 y 18.
Es más frecuente en las clases sociales media y media-alta. En un 95 por ciento
de los casos la anorexia afecta a mujeres jóvenes, aunque en los últimos años
se ha producido un aumento en hombres, en mujeres adultas y en niños. Existen
colectivos más propensos a sufrir estos trastornos, es el caso de las
gimnastas, las bailarinas o las modelos. En la anorexia nerviosa se pueden
distinguir dos subtipos:
Subtipo
restrictivo: la reducción de peso se consigue mediante dietas o ejercicio
físico intenso y el enfermo no recurre a sobreingestas, atracones o purgas.
Subtipo
bulímico: El enfermo recurre a las purgas aunque haya ingerido una pequeña
cantidad de alimento.
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