domingo, 19 de enero de 2014

Cerebro


El cerebro (o encéfalo) es la parte del sistema nervioso central de los vertebrados que está dentro del cráneo. En estricto rigor, el craneo alberga al encéfalo, por lo que comúnmente se hacen sinónimos cerebro y encéfalo.

En todo caso, el cerebro como tal es el órgano más voluminoso del encéfalo.  Su peso oscila entre 1.150 gramos en el hombre y 1.000 gramos en la mujer.

Está formado por dos hemisferios cerebrales, divididos por un surco medio, y es una masa de tejido gris-rosáceo compuesto por unos 100.000 millones de células nerviosas, conectadas unas con otras y responsables del control de todas las funciones mentales.

Además de las células nerviosas (neuronas), el cerebro contiene células de la glía (células de soporte), vasos sanguíneos y órganos secretores.

El cerebro es el centro de control del movimiento, del sueño, del hambre, de la sed y de casi todas las actividades vitales necesarias para la supervivencia. Todas las emociones humanas como el amor, el odio, el miedo, la ira, la alegría y la tristeza están controladas por el cerebro. También se encarga de recibir e interpretar las innumerables señales que se envían desde el organismo y el exterior.

Es, además, el sector que rige los movimientos voluntarios y el desarrollo de las facultades intelectuales: pensamiento, memoria, voluntad.


Anatomía y composición

Desde el exterior el encéfalo o cerebro aparece dividido en tres partes distintas pero conectadas: el cerebro propiamente dicho, el cerebelo y el tronco cerebral.

El término tronco o tallo cerebral se refiere, en general, a todas las estructuras contenidas entre el cerebro y la médula espinal, esto es, el mesencéfalo o cerebro medio, el puente de Varolio o protuberancia y el bulbo raquídeo o médula oblongada.

El cerebro está protegido por el cráneo y además está cubierto por tres membranas denominadas meninges.



La más externa, la duramadre, es dura, fibrosa y brillante, está adherida a los huesos del cráneo, por lo que no aparece espacio epidural como ocurre en la médula; emite prolongaciones que mantienen en su lugar a las distintas partes del encéfalo y contiene los senos venosos, donde se recoge la sangre venosa del cerebro.

La intermedia, la aracnoides, cubre el cerebro laxamente y no se introduce en las circunvoluciones cerebrales.

La membrana interior, la piamadre, contiene gran cantidad de pequeños vasos sanguíneos y linfáticos y está unida íntimamente a la superficie cerebral.

La superficie del cerebro no es lisa sino que está considerablemente aumentada por un sistema de pliegues y surcos llamadas circunvoluciones cerebrales.

A los surcos de mayor profundidad se les llama cisuras, siendo las más destacadas: la interhemisférica, que separa en la línea media los dos hemisferios; la perpendicular; la de Silvio y la de Rolando.

Lóbulos cerebrales

Estas cisuras dividen cada hemisferio en las áreas o lóbulos: occipital, frontal, parietal y temporal.

En general, los lóbulos se sitúan debajo de los huesos que llevan el mismo nombre. Así, el lóbulo frontal descansa en las profundidades del hueso frontal, el lóbulo parietal debajo del hueso parietal, el lóbulo temporal debajo del hueso temporal y el lóbulo occipital debajo de la región correspondiente a la protuberancia del occipital. 

Los hemisferios cerebrales no son macizos; cada uno de ellos contiene una cavidad interna llamada vehículo lateral.

El cerebro está formado por sustancia gris (neuronas) en el exterior y sustancia blanca (fibras nerviosas) en el interior.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario