Fuente:
http://www.codigosdelser.com/
Por Juan
Ordoñez
Cuando
hablamos de flexibilidad, la mayoría piensa en posturas de Yoga o Pilates en
vez de nuestros pensamientos. Pero ¿qué tal si pudiéramos también trabajar una
mentalidad flexible para promover buena salud y bienestar en nuestro ser?
Con
práctica y consciencia, podemos desarrollar una mente ágil que elevará nuestra
experiencia y nos ayudará a ser más flexibles, creativos, y felices.
Una
mente flexible nos permite perseguir nuestros objetivos, personales y de grupo,
de una forma más fructífera y eficaz, ser mejores resolviendo problemas,
ayudando a fomentar la creatividad y la innovación, lo que nos permitirá
identificar y aprovechar mejor las oportunidades.
La
flexibilidad mental es, realmente, acerca de la adaptabilidad y capacidad propia
para cambiar nuestros pensamientos de lo abstracto a lo específico, con el fin
de responder eficazmente a cualquier situación dada.
Pensamiento
rígido del tipo “blanco y negro”, nos puede ayudar a eliminar algo de estrés y
resolver situaciones rápidas, como seguir reglas específicas, pero no nos hace
pensadores profundos y creativos, no nos permite hacer frente a los problemas
fácilmente cuando llegan, sobre todo si tienen que ver con nuestro desarrollo
de vida.
Una
mentalidad flexible nos permite evaluar y ajustarnos a diferentes trabajos,
funciones y responsabilidades diarias. También está relacionada con nuestras
percepciones, emociones, acciones y motivaciones. Un cambio de ambiente,
actitud o comportamiento también influirá en la manera en que pensamos. Cuando
nos sentimos felices u optimistas, por ejemplo, tendemos hacia el pensamiento
amplio e inclusivo, en cambio si sentimos miedo, nuestro enfoque se estrecha
para buscar información detallada. Cuando somos capaces de hacer ese cambio
mental sin quedarnos anclados en una mentalidad particular, estamos demostrando
flexibilidad mental.
Cada
quien tiene su forma de mostrar flexibilidad mental y varía de momento a
momento, día a día. A veces podemos ser muy flexibles, pero en otras ocasiones
podemos sorprender atorándonos al grado de llegar a ser tan rígidos e
insensibles, que no reconocemos la información que realmente importa.
Una
mentalidad flexible nos aleja de los patrones de pensamiento limitante a los de
apertura y posibilidad.
Es
en esos momentos en los que te sientes atrapado(a) por la rutina, o, cayendo en
viejos hábitos y/o patrones repetitivos, cuando puedes y debes de adaptar tu
forma de pensar y actuar, inspirándote y siendo creativo(a), para así,
incrementar tu flexibilidad y probabilidad de éxito.
¿Cómo
desarrollamos una mente flexible? Mientras que algunas personas tienen una
capacidad innata hacia la flexibilidad mental, todos, con consciencia y
práctica, podemos acceder a ello.
Aquí hay algunas maneras de hacerlo:
Cambia el contexto y/o el entorno: Tomate
unas vacaciones, da una vuelta a la manzana, date un respiro, una pausa para
tomarte un café o té. Cambie el contexto y/o tu entorno y sentirás el cambio de
mentalidad. Hacer ejercicio también ofrece un gran estímulo mental. Intenta
algo nuevo: Aprende a bailar, un nuevo idioma, o cocinar una receta nueva. En
un estudio realizado a adultos mayores, se les hizo participar en una variedad
de nuevas y estimulantes actividades durante un período de tres meses, después
de eso, mostraron una significativa mejoría en creatividad, habilidad para
resolver problemas y otros marcadores de “inteligencia fluida”, en comparación
con un grupo de control. La flexibilidad mental es ayudada por la novedad, y
eso contribuye al crecimiento y desarrollo del cerebro durante toda la vida.
Cuestiona tus pensamientos y palabras: Toma
consciencia de lo que piensas y dices. No te conectes o atores en una forma de
pensar. Observa tu lenguaje. Remueve esos pensamientos y palabras que no te
sirven y/o ayudan, substitúyelas por ideas y frases productivas.
Planea ser espontáneo(a): Cambia
tu rutina regularmente, si lo tuyo es salir a caminar, cambia la ruta,
aventúrate a nuevos rumbos, de vez en cuando, altera tu orden del día. Mezcla
tu forma de pensar: Las ideas innovadoras y creativas, a menudo, surgen después
de la mezcla de períodos de pensamiento enfocado y atención dispersa. Por lo
tanto, dispón de tiempo para concentrarte en proyectos o desafíos, de manera
deliberada y, por ratos, de forma dispersa, mientras ves la tele por ejemplo.
Estos
consejos no sólo ayudarán a trabajar tu cerebro, te harán sentir más fuerte y
creativo(a), llevándote por el buen camino hacia tus más altas metas.
La
flexibilidad mental no es arbitraria ni caprichosa, se basa en nuestras metas y
aspiraciones, así como del equilibrio entre control y espontaneidad. Cuando
somos mentalmente flexibles, perseguimos objetivos, sabiendo que esos
objetivos, a veces, pueden ser cambiados o modificados mientras aprendemos más
acerca de las situaciones y de nuestra capacidad para lograr lo imposible.
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