El término asertividad no
forma parte del diccionario de la Real Academia Española (RAE). Sí, en cambio,
aparece el adjetivo asertivo como sinónimo de afirmativo. El concepto de
asertividad, de todos modos, se emplea en referencia a una estrategia
comunicativa que se ubica en el medio de dos conductas que resultan opuestas y
que son la pasividad y la agresividad.
Asertividad Los expertos en
comunicación asocian la asertividad a la madurez. La persona asertiva logra
establecer un vínculo comunicativo sin agredir a su interlocutor, pero tampoco
sin quedar sometido a su voluntad. Por lo tanto, puede comunicar sus
pensamientos e intenciones y defender sus intereses.
La asertividad tiene que ver
con factores emocionales e intrínsecos de la personalidad. Las personas con
buena autoestima, por ejemplo, tienen una mayor facilidad para resultar
asertivas.
A la hora de determinar
porqué una persona no goza de asertividad existen diversas causas que pueden
explicarlo. Entre ellas se encuentra el que tenga falta de carácter así como de
creencias o ideologías, el que dependa siempre de otros, no posea confianza en
sus posibilidades, no cuente con la fuerza para expresar sus derechos o carezca
de objetivos o metas en la vida.
En todos los aspectos de
nuestra existencia se considera que es importante tener la capacidad de ser
asertivo. No obstante, los psicólogos establecen que uno de los ámbitos donde
se hace más vital el gozar de dicha habilidad es en el campo profesional y laboral
donde cada día hay que cumplir una serie de retos para alcanzar los objetivos
marcados. Y en muchas ocasiones estos dependen de otras personas.
Por todo ello, queda patente
que a la hora de desarrollar asertividad en nuestro empleo hay que tener en cuenta
factores de gran importancia como pueden ser nuestros conocimientos, el
carácter que poseamos, la autoestima, nuestra propia personalidad y, sobre
todo, la confianza en nuestras posibilidades.
Estos elementos se traducen,
ni más ni menos, que en ser educado, en planificar convenientemente los
mensajes que vamos a realizar, en aceptar la derrota cuando nos hayamos
equivocado, en nunca arrinconar a los que nos rodean en nuestro trabajo, en
pedir disculpas cuando sea necesario o en nunca usar amenazas con los demás.
La utilización correcta de
todos estos consejos dará lugar a que la persona que decida seguirlos sea
alguien asertivo que consiga todo lo que se proponga dentro de su profesión.
Es posible, sin embargo,
adquirir capacidades asertivas a través del aprendizaje de diversas
estrategias. El objetivo es que el individuo logre expresarse de manera
directa, concisa y equilibrada, comunicando sus ideas sin agredir al otro y, a
la vez, defendiendo sus derechos.
Cuando una persona logra
desarrollar la asertividad, refuerza su imagen positiva a nivel social, mejora
la confianza en sus habilidades expresivas, obtiene una mayor satisfacción
emocional y logra alcanzar las metas que se propone desde la comunicación. Al
no someterse ni agredir al interlocutor, el equilibrio alcanzado le permite, en
definitiva, comunicarse mejor y sacar provecho de ese tipo de vínculo. No sólo
mostrará su respeto por el otro, sino que también logrará ser respetado y se
podrá conducir de manera independiente.
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